Queridos fieles diocesanos:
1. El Santo Padre, Benedicto XVI, de nuevo nos regala y pone en nuestras manos un precioso Mensaje para la Cuaresma de 2013. En la misma línea de la Carta Apostólica Porta fidei, el Papa nos invita a meditar y profundizar en la relación que existe entre fe y caridad, entre creer en Dios, en el Dios de Jesucristo, y la caridad como entrega y servicio a Dios en los hermanos.
Su lectura reposada supondrá una gran ayuda personal a favor de “una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo”, como nos dice el Santo Padre en su Carta Apostólica para el Año de la Fe, que luego ha de traducirse, nos dice también, en respuestas concretas a favor de la caridad:
“La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin la fe sería un sentimiento constantemente a mercede de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino” (n.14).
2. El Mensaje cuaresmal del Papa que pongo en vuestras manos, para que llegue de una u otra forma a todos los fieles diocesanos, encierra una respuesta directa y clara a la propuesta anterior sobre la vivencia de la fe y la caridad en el cristiano.
Se desarrolla en cuatro apartados escalonados, cuatro meditaciones, que nos conducen a través de sus palabras a su Carta Encíclica Deus caritas est a las íntimas relaciones existentes entre fe y caridad. Convendría que, con esta ocasión, tuviéramos cerca y volviéramos a leer este Documento del año 2005, primera Encíclica del Pontificado de Benedicto XVI.
Las palabras del Apóstol San Juan (cf. 1Jn 1, 16) son como el pórtico que marca el camino de la próxima Cuaresma: Conocer el amor que Dios nos tiene a cada uno para, como pueblo suyo, creer en Él y corresponder a ese amor mostrándoselo a los demás.
3. Buena ocasión este tiempo de gracia, que nos conduce a los días santos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, para responder de forma concreta, bien individualmente o como grupo y comunidad, a las propuestas que nos hizo la Congregación para la Doctrina de la Fe en el ámbito parroquial, en comunidades, asociaciones y movimientos:
Destacaría entre ellos:
* Volver al Concilio Vaticano II en temas específicos.
* Difusión y distribución del Catecismo de la Iglesia.
* Celebración de la fe en la liturgia.
* Misiones populares y otras iniciativas parroquiales para ayudar a los fieles a redescubrir el don de la fe bautismal y la responsabilidad de su testimonio.
* Celebraciones penitenciales durante este tiempo.
* Eventos catequísticos para niños, adolescentes y jóvenes, y para quienes buscan encontrar el sentido de la vida.
* Peregrinaciones al Santuario o Iglesia más próximos para obtener la Indulgencia plenaria en este Año de la Fe.
* Convertirnos en signos vivos de la presencia de Cristo resucitado y sentirnos enviados a predicar su Evangelio.
* Gestos de ayuda a nuestras Cáritas y colaboración son su voluntariado.
4. Sabemos que los frutos de este Año de la Fe dependerán de las gracias del Señor y de nuestra respuesta a las mismas. La Cuaresma y la Pascua es tiempo especial de gracia, de conversión, de cercanía a Dios.
Como les decía en mi carta a las Cofradías y Hermandades y ahora repito para todos los fieles diocesanos: “No dejemos pasar inútilmente este tiempo de gracia. Escuchemos a Cristo en la mesa de la Palabra, del Perdón y de la Eucaristía, socorramos al hermano que sufre y, junto a la pila bautismal, recitemos el símbolo de nuestra fe: el Credo”.
Proclamemos con hechos y alegría la fe que nos salva. Que después de intimar con Cristo “estar con Él”, nos sintamos también “enviados en Su Nombre” para vivir y predicar su Evangelio por todos los rincones y caminos de estas queridas tierras del Santo Reino.
Mi saludo en el Señor.
Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén
Texto: gentileza Vicaría de Comunicación, Obispado de Jaén.
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