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sábado, 11 de julio de 2020

Calle CARRERA DE JESÚS. Una de las calles señoriales con historia y un entorno patrimonial de gran interés.









Bordeando la muralla desde la emblemática plaza Santa María hacia el antiguo arrabal de Santa Ana hubo un camino que con el tiempo se convirtió en calle y en la que durante muchos años se practicó el juego de pelota, de ahí que se la denominara como calle del Juego de Pelota, nombre que compartió con el de Carrera de Jesús desde el siglo XVII cuando se construyó el Camarín de Nuestro Padre Jesús. También compartió el nombre con el oficial desde 1898 de Juan Montilla, destacado político comprovinciano, pero la fuerza de la tradición ha hecho que finalmente toda la calle desde la plaza Santa María hasta la glorieta de Lola Torres sea nombrada como Carrera de Jesús. 

La calle, de trazado ancho en buena parte de su trayecto y lindando con diversos desniveles y cantones, posee una valiosa riqueza histórica y monumental, al igual que algunas de sus calles adyacentes. 

Si partimos desde la plaza Santa María en el lado izquierdo nos encontramos enseguida con el Palacio de los Condes de Corbull, un sobrio y elegante edificio que tuvo años de esplendor entre el siglo XIX y principios del XX. Tras la Guerra Civil fue ocupado por el Diario Jaén hasta 1972 y estuvo abandonado muchos años hasta que hace pocos por fin se rehabilitó para una moderna residencia de mayores. 

Un poco más adelante se abren a cada lado de forma perpendicular dos callecitas. A la izquierda la empinada calle García Requena, en donde encontramos algún que otro buen ejemplo de casa solariega con bella portada, y en donde se encontraba el Hospital de Santa Ana de la Congregación de la Vera-Cruz (teniendo la calle este nombre) y que a partir de 1613 fue de Recogimiento de Mujeres Descarriadas, por lo que la calle adquirió el nombre popular que todavía se mantiene de calle de las Recogidas. Esta fundación fue dotada en el siglo XVIII de un templo que desgraciadamente desapareció pero cuya portada se conserva al ser trasladada precisamente a la calle que parte a la derecha de la Carrera de Jesús, la del Arco de los Dolores. Esta corta calle que presenta en algunos de sus tramos escaleras tiene además una portada que fue del Palacio del Conde Torralba, trasladada también allí, pero destaca en un principio porque conserva una torre con forma de cubo que estuviera agregada al Portillo de San Sebastián o Arco de los Dolores. Desde ahí parte un tramo de muralla medieval que se conserva casi completo paralelo a la Carrera de Jesús hasta casi enfrente del Camarín de Jesús, siendo el trazado más largo de muralla que se conserva, por lo menos a la vista, en el casco urbano. Finaliza este tramo de muralla medieval musulmana reforzada en época cristiana en el destacado Torreón de Torralba, por el conde de Torralba, al que estaba asignado su defensa y mantenimiento, teniendo este y sus descendientes un gran caserón palaciego junto al cuadrado torreón que tenía una de sus fachadas asomadas a la Carrera de Jesús. Lamentablemente ese edificio fue demolido y se construyó el actual Colegio de Santo Tomás de Aquino, conservándose solo la citada portada que se llevó a la calle Arco de los Dolores y dos grandes arcos con columnas que sirven de entrada al colegio por esa parte que da a la Carrera de Jesús, mejor a la especie de cantón que existe a lo largo de la muralla por el desnivel existente y bajo el cual en su mayor parte se hicieron unas embovedadas cocheras municipales que sí dan directamente a la Carrera de Jesús y que sirven para diversos usos del Ayuntamiento, entre otros para unos talleres artesanos. 

Enfrente de todo esto, es decir, en la parte izquierda más adelante del Palacio de los Condes de Corbull, se encuentra el Palacio de los Vizcondes de Los Villares, conocido popularmente como del Conde Duque por un bar y pub que allí se instaló durante un tiempo con ese nombre. Pero es mejor decir que nos encontramos con su solar con la fachada apuntalada a la espera de que su dueño, la entidad bancaria Unicaja, tenga a bien de realizar las obras proyectadas para su rehabilitación como sede cultural. Tras diversas reclamaciones y polémicas parece ser que está próximo el inicio de la obra según ha afirmado Unicaja, y esperamos que pronto podamos ver este noble edificio con su bella portada de grandes escudos y su interior de patio y escalera monumentales luciendo en esta histórica calle. 

Justo a continuación se halla el Convento de Santa Teresa de Carmelitas Descalzas, enfrente del Torreón de Torralba, en un lugar de la calle de especial sabor antiguo y con unas vistas preciosas hacia la Catedral, formándose un bello conjunto que es de los más apreciados y fotografiados de Jaén y que ahora se ha visto aumentado por la acertada remodelación del pavimento de la vía. 

Dicho convento, fundado en 1615, tiene una larga fachada a la calle que corresponde en su mayor parte a su iglesia, que se hizo en 1673 con proyecto de Eufrasio López de Rojas, maestro mayor de la Catedral y autor de su imponente fachada principal. Eufrasio López tuvo a dos de sus hijas en el convento y en él fue enterrado, habiendo vivido en una gran casa que podemos ver al otro lado del convento, en la calle Francisco Coello, conocida como calle Llana. El templo del convento presenta a la Carrera de Jesús una sencilla pero bella portada con un nicho sobre el arco de la puerta donde se sitúa una estatua de santa Teresa de Jesús, y se corona el conjunto con una espadaña. En el interior del convento, tanto en la iglesia como en dependencias de clausura, se conserva un buen número de obras de arte y algo muy especial, una valiosa copia del Cántico Espiritual de san Juan de la Cruz. 

La fachada del convento que da a la Carrera de Jesús y que prosigue a la iglesia es la hospedería y la casa de la demandadera, que conserva el encanto antiguo de su edificación tradicional, y es visitada por la fama de los dulces que ahí las monjas ofrecen. Esta casa, como el resto del edificio, está un poco por debajo del nivel de la calle salvándose con unos escalones y un cantón ya en la parte de la casa, desde cuyo lugar parte hacia la izquierda una calle cuesta abajo, la calle de los Peñas, que por un lado linda con el convento en un robusto muro en donde hay una sencilla hornacina dedicada a la Virgen del Carmen y que por el otro tiene unas interesantes casas antiguas, a destacar la casa palaciega de los Fiestas, que muestra una bella fachada y portada de 1741, y la casa de jardín delantero en donde vivió, se inspiró y murió el poeta y lingüista Antonio Alcalá Venceslada. Una calle, por tanto, de todavía silencioso encanto antiguo que acompaña a la Carrera de Jesús, como la próxima Cañuelo de Jesús, también en el margen izquierdo y cuyo nombre nos recuerda esa pequeña fuente de agua que enfrente de su boca, en los muros de la Carrera a continuación del Torreón, existía antaño hasta que se decidió taparla, aunque permanece la toma de agua oculta tras una vieja puerta metálica. 

Justo pasado el convento y el Torreón la calle hace una suave curva hacia la derecha y se dirige hacia el Camarín de Jesús, hito donde se encuentra el motivo del nombre de la calle, la presencia de la figura de Nuestro Padre Jesús Nazareno. La restaurada iglesia de San José y su Camarín de Jesús formaban parte del convento de San José de Carmelitas Descalzos, fundado en 1588. El convento desapareció en 1977 tras haber sido palacio del conde de Humanes y comandancia de la Guardia Civil, y se salvó afortunadamente lo que ahora tenemos, de indudable estilo carmelitano, y que es parte fundamental de la historia, la cultura y la religiosidad de la ciudad de Jaén. De nuevo tras tantos años se puede disfrutar de la estancia de Nuestro Padre Jesús en la que fue construida para ser su casa, y de vibrar con su salida procesional la madrugada del Viernes Santo para encarar la subida a los cantones que tiene enfrente el Camarín, los Cantones de Jesús, en un espacio y momento únicos de arraigado fervor por el llamado popularmente como el Abuelo. 

Estos Cantones de Jesús, formando un zigzag precioso de muros y jardines que algunas veces parecen colgantes, se unen a continuación con los Cantones de Santa Ana formando una unidad peculiar y atractiva. Aquí al final de la Carrera de Jesús estuvo el convento de Santa Ana, que tuvo que ser abandonado por sus monjas por una enorme riada pues ya estaba pegado a una zona de barranco que se salvaba con el puente de Santa Ana, también desaparecido comido por el avance de la nueva manera de entender la urbanización de estos terrenos. Como testigo de que allí hubo aquel edificio histórico parece que se presenta la Escuela Cervantes, una pequeña pero interesante obra modernista de ladrillo rojo. Aquí la calle, en su final, se abre a la vista espectacular del monte de Santa Catalina y su Castillo, dando así colofón a uno de los recorridos esenciales en la historia de nuestro Jaén más auténtico, que es además el más especial para muchos pues se trata de la calle y el hogar del Abuelo, la Carrera de Jesús. 

José Torres Fernández.


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