En las profundidades de la noche del pasado 11 de noviembre de 2025, cuando Jaén se vistió de gala y el Teatro Infanta Leonor se alzó como un coliseo moderno, tuvo lugar la gran epopeya de los VII Premios Nacionales «Palabra de Fútbol». Veinte años llevaba el estandarte de Palabra de Fútbol ondeando en la batalla del periodismo deportivo, y aquella velada fue su apoteosis.
Bajo las luces doradas y entre el latido de millares de corazones, Antonio Oliver, capitán y alma de la hazaña, tomó el timón de la ceremonia. Con voz firme y emocionada, guió a la multitud por un sendero de gloria donde los valores del deporte se fundían con las más nobles gestas humanas, acompañados por las notas heroicas de Jésica Ruiz, Juan Carlos Jiménez y Manuel Moro, que parecían tañer los cielos mismos.
Vídeo completo de la gala de los VII Premios Nacionales PALABRA DE FÚTBOL 2025.
El aire vibró cuando el Real Jaén CF, resurgido cual fénix de sus cenizas, recibió el laurel por su ascenso y por haber reunido a toda una ciudad en un solo grito de unión. Los guerreros del Jaén Paraíso Interior FS —Esteban Cejudo, Daniel López y Eloy Rojas— fueron coronados como leyendas internacionales. José Luis Guzmán Mansilla, árbitro de Primera, vio recompensada su rectitud en el campo de batalla.
Los ayuntamientos de Segura de la Sierra y Beas de Segura, guardianes del espíritu deportivo en las sierras, fueron honrados por su inquebrantable apoyo. Dos amazonas de las profundidades, las espeleólogas Fátima García Román y María Lozano Jiménez, recibieron el homenaje por sus conquistas bajo la tierra y más allá de las fronteras. El Jaén Rugby Femenino, invictas campeonas de Primera Territorial Andaluza, entraron en el panteón como diosas guerreras de un deporte sin tregua.
Y en lo más alto del Olimpo futbolístico, dos titanes nacionales inclinaron la cabeza: Txiki Begiristain y Alfredo Relaño, cuyos nombres ya resuenan en la eternidad del balompié.
Alcaldes, concejales, la diputada África Colomo y una legión de autoridades se unieron al pueblo en pie, ovacionando a los héroes de la provincia y del país. El Teatro Infanta Leonor, abarrotado hasta el último rincón, retumbó como un solo corazón orgulloso.
Aquella noche no fue solo una gala. Fue un canto épico al esfuerzo, a la superación y al amor por el deporte. Fue la crónica de una Jaén que, una vez más, demostró que sus hijos e hijas escriben leyendas con cada paso, con cada balón, con cada sueño hecho realidad.

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