Me lo decía con lágrimas en los ojos, llena de emoción, sin creerse todavía lo que se había conseguido. Pero al final, una mujer, que aún tenía que cumplir dieciocho meses de prisión, recibía la gracia, por la constancia y perseverancia de la Cofradía del Perdón, de encontrarse cara a cara con la libertad.
Carmen, no solo derramó lágrimas de emoción, si no que me contagió su alegría y me dedicó cinco minutos de su precioso tiempo, cinco minutos que ella dedica a los presidiarios, a la gente que cae en el oscuro mundo de la prisión, y que son por los que ella lucha, y por los que ella tiene y desarrolla su vocación.
Su forma de hablar, su sensatez, su aplastante lógica y su incontestable ejemplo de vocación, me impresionaron desde el primer momento. Tengo que agradecerle a Carmen la atención que tuvo conmigo, esos cinco minutos en los que me contó su experiencia, y creo que tienen que ser conocidos. Todos tenemos que saber que tenemos en Jaén a tres mujeres valientes que pelean día a día en el difícil mundo de la prisión, para rescatar almas para el mundo exterior.
Carmen no es una gran oradora, no se anda con remilgos. Su mensaje es claro, conciso y directo, y sus lágrimas me enseñaron que, a pesar de su fuerte personalidad, detrás existe una sensibilidad, un amor y una esperanza tan grande, que son capaces de mover montañas.
El ejemplo, lo tenemos en la procesión del Amor, el Perdón y la Esperanza de ayer, aunque, como Carmen apostilla, un papel importante lo tiene Rafael Mariscal , Hermano Mayor de la Cofradía del Perdón de Jaén.
Once años avalan la experiencia, el buen hacer y la vocación de Carmen, y en tan solo cinco minutos de entrevista, podemos aprender tanto y tanto de este oscuro mundo, que mejor callo y escucháis.
Gracias, Dios mío, por haber cruzado en mi camino a esta mujer. Gracias porque en su rostro encontré la dulzura de María, la bondad de Jesús, y la firmeza humana de una vocación ruda, valiente y efectiva.
Os dejo con sus comentarios.
Carmen Fernández Reguero, Hermana Mercedaria de la Caridad nos habla sobre el proceso de la liberación de un preso tras cuanrenta años, en la ciudad de Jaén.
En las imágenes que os dejo a continuación, podéis apreciar unas fotografías de la procesión de ayer, con la mujer liberada, que cambió su cirio por una cruz, y en la que está acompañada por la hermana Carmen Fernández Reguero.
En las imágenes se aprecia igualmente una fotografía del documento que habilita la liberación, con la firma y sello de la interesada y de la Cofradía.
Texto, fotografías y vídeo: Modesto Martínez Elías.
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