Desde el castizo barrio de la Magdalena, nos llega una cofradía de las señeras en nuestra ciudad, arropada por su barrio y con imagínería de mérito.
Como contrapunto, la austeridad del Silencio, con sus cofrades encadenados con voto de silencio durante la procesión, y las luces de la ciudad apagándose a su paso. Dos estilos diferentes, una misma fe.
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