La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía ha iniciado el procedimiento de inscripción de ambas fiestas jiennenses como Bienes de Interés Cultural. El Corpus de Villacarrillo y el de Villardompardo pronto serán la segunda Actividad de Interés Etnológico declarada BIC en la provincia de Jaén. La primera actividad en ser declarada fue la Romería de la Virgen de la Cabeza el día 16 de abril de 2013.
La incoación del procedimiento ha sido aprobada mediante resolución, con fecha de 19 de mayo, de la Dirección General de Patrimonio Histórico y Documental, en la que se establecen, además, instrucciones para la salvaguardia del patrimonio. Asimismo, se da traslado a la Administración General del Estado para su constancia en el registro correspondiente. Por último, la resolución hace saber a propietarios, titulares de derechos y simples poseedores de los bienes que tienen el deber de conservarlos, mantenerlos y custodiarlos, de manera que se garantice la salvaguarda de sus valores.
Recordemos que la Ley del Patrimonio Histórico de Andalucía de 2007 designa el “Patrimonio Etnológico”, integrado por los artículos 61 a 64, especificándose el “concepto y ámbito” del patrimonio etnológico en su artículo 61:
“1. Son bienes integrantes del Patrimonio Etnológico Andaluz los parajes, espacios, construcciones o instalaciones vinculados a formas de vida, cultura, actividades y modos de producción propios de la Comunidad de Andalucía.
2. La inscripción de una actividad de interés etnológico en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz podrá incluir la protección de un ámbito territorial vinculado a su desarrollo, y de los bienes muebles que se le asocien.
Francisco Jiménez Rabasco, etnólogo y autor de la documentación técnica que ha permitido la incoación de este expediente, destaca la importancia de estas manifestaciones culturales y afirma que: “este ritual festivo en los municipios de Villacarrillo y Villardompardo se constituye como respuesta al entorno, en interacción con la naturaleza y su historia destacando por la antigüedad del mismo y por el alto grado de implicación de la vecindad. La colaboración vecinal se expresa tanto en los preparativos como durante toda la jornada festiva, y es favorecedora de la cohesión, integración y unidad de las colectividades en estos municipios reforzando la identidad colectiva de los mismos”.
De igual forma este investigador enfatizó que “resulta destacable el tesón y la dedicación del vecindario de los dos municipios durante el engalanamiento de sus calles y en la elaboración de sus singulares alfombras y altares. Un esfuerzo colectivo basado en un sistema organizativo en el que colabora toda la población, sin distinción de género ni edad. Desde las personas más jóvenes hasta las más mayores trabajando en aquellas tareas que le resultan más asequibles para la consecución de este objetivo común, contribuyendo al mantenimiento de la fiesta y posibilitando el relevo generacional y la continuidad de la misma. Dicha implicación de la población en el desarrollo de la festividad ha permitido ampliar los límites de lo estrictamente litúrgico, convirtiéndose su celebración en un elemento clave para la identidad colectiva de ambos municipios.”
Fotografía: Carlos Ramírez Perea.
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